miércoles, 16 de marzo de 2011

Sagrada Lanzada

Dios va muerto en la Cruz. En el monte Calvario su Madre junto a San Juan busca explicación de lo que ha sucedido, María de Cleofás y María de Salomé entablan un diálogo de crueldad y súplicas ante un Longinos que en su mano porta un arma letal, María Magdalena ya cayó a los pies del madero, no pudo más, no soportó tanta injusticia y maldad.

El Hijo de Dios va muerto, en su pecho una lanzada de estrépito está atravesada,
en San Martín posó el Mesias la cabeza sobre su pecho mientras el cielo se estremecía,
la tormenta se apoderaba de la humanidad y María buscaba su Guía sin querer dejarle atrás.
El Redentor ha sufrido la inhumanidad de la injusticia y ya expiró al Padre eterno,
no quiso dejarnos pero la agonía le podía y el sacrificio del profeta era nuestro perdón.

No me preguntes porque va muerto en el madero, no me digas que abrace con el corazón a esa mujer que a sus pies llora, no me pidas que agarre por el cuello a ese romano que terminó con su vida.

Él va dormido, aquí dejó su profecía y tenemos que mimar a María,
el Buen Fin está de camino, tranquilo que Jesús con nosotros estará en tres días.
Descansa entre azahares de primaveras y espadañas góticas de la Sevilla antigua,
su Madre tiene pena pero debemos quedarnos aquí queriéndola más cada día.

Señor, aquí estamos tus siervos y la gasa de tus heridas,
impartiste tu amor y ahora de rodillas te entregamos nuestras vidas.
Aquí permanecemos queriendo escuchar el rachear de las zapatillas,
la Giralda me pregunta, los naranjos me piden que salgas por Sevilla.

Moriste aquí porque aquí te pidió la historia que murieras,
Longinos cumplió la espera y tenía que hacerlo pero quiso hacerlo por primavera.
Se encoge el alma de las calles que tu muerte aprisiona y el alma de aquellos que tu perdón claman cada noche de luna y de lágrimas en la cera.
El Buen Fin se acerca, María llora, corre para acompañarla bajo una catedral de bambalinas,
mecerla poquito a poco y quererla como si fuera el primer día, no despertéis su llanto que Jesús va dormido para perdonarnos.
Calló en la Cruz el Hijo de Dios rematado cruelmente por una lanzada, vayamos con Él, busquemosle en su capilla, echarse a la calle que María necesita ese pañuelo llamado Sevilla.

Por, Juan Pablo Pozo

1 comentario: