miércoles, 30 de marzo de 2011

Dejar que hablen

Dudo que se escape en esta sociedad una sola persona que no tenga alguien que le ataque o que así al menos lo diga. Es más, hoy en día vengo a ver a diario que hay más pesimismo y derrotismo que todo lo contrario que es lo que debiera de haber.

Veo muchas caras tristes en perfiles públicos, que sinceramente, dudo que vayan a mejorar la situación. Quizás no sea la intención, pero esa imagen de dar pena ajena no es precisamente la mejor forma de encontrar un apoyo.

Por la calle veo otras cosas, veo sinceramente 1000 razones más importantes por la que no dibujar una sonrisa en la cara que las que solemos poner.

¿Es motivo de tristeza  el que alguien tenga una imagen de nosotros que no es? No lo creo. Pueden llamarnos de decenas de formas y con decenas de calificativos que menosprecian nuestro ser, pero no creo que eso venga a ser importante.

Nos preocupamos más de lo que dicen, piensan y hablan que de nuestro propio ser, ese ser que es lo que es y no lo que dicen es el que tenemos que cuidar. Hay cientos de personas a diario a nuestro alrededor como para tener que estar pendiente de 5 que en nuestra vida ni van ni viene.

Tenemos gente alrededor que les importamos, que saben quienes somos y de que somos capaces, que confían, que nos apoyan, que demuestran que nos quieren...¿No será mas conveniente centrarnos en estos que en aquellos?
Hacedlo, aunque sin querer queriendo hagamos lo que no es pero aprendamos a mejorar y a vivir nuestra vida.
Allí seremos una cosa, aquí seremos otra y en otro lugar otra, nuestro trabajo en un lugar será criticado y burlado, y aquí será elogiado mientras en otro lugar será ignorado.

Quedémonos con lo que importa, con los que hablan porque nos quieren y nosotros sabemos que lo hacen para ayudar. Quien se burle, quien critique no es cosa nuestra, y ya demasiado he escrito sobre un tema que ya predico como basura.

Por, Juan Pablo Pozo

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