La tormenta asechó al día en la trágica muerte de nuestro Señor. Se miraron los malechores viendo realmente que la crueldad a la q habían sometido al Nazareno se la habían producido al mismo Dios.
El cielo transmitió la verdad. El cielo es el lugar donde miramos, donde buscamos respuestas, donde rezamos. El cielo tiene luz y tinieblas, el cielo responde a la verdad que necesitamos.
Allí se encuentra vivo el Hijo de Dios.
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