sábado, 26 de marzo de 2011

Cuando hay soledad

Miro a un lado y veo gente, miro a otro y encuentro el mismo resultado. Delante de una pantalla encuentro decenas de conectados, en la agenda del móvil veo el mismo resultado. Allí, aquí...

La soledad es compleja, no es cuan persona se encuentre a tu alrededor sino cuantas de ellas te llena, no es quien llamar si no quien atenderá la llamada, no es conectar si no para qué conectar. La soledad es compleja, está pero no está.

Está si te encuentras solo pero no está si te sientes querido. Es compleja porque eres querido y te estás sintiendo solo. La soledad qué es exactamente. Es no tener con quien contar o contar con quien no debemos y quedarnos en soledad.

La soledad es difícil y dura para quien la sufren, pero nuestra alma, nuestro corazón se siente solo con frecuencia como si la primavera no fuera capaz de florecer a los naranjos, como si el Sol no ganara a la Luna y nunca fuera de día.

La soledad se apodera del ser si no hay un contacto, si no se siente la compañía sólida dentro de un estado más bien gaseoso, de aire, de sentir una respiración alentadora de amor, de querer, de amistad.

Cuando hay soledad no es siempre que no haya compañía, cuando hay soledad es que nos sentimos solo. Ni tú tienes la culpa ni él tiene la culpa, es la subconciencia la que provoca esta sensación y es la conciencia de otros la que impide que vean que necesitas un aliento de solidez y afición.
Cuando hay soledad no hay mucho más. Sentirte solo es una mentira en el diario que se convierte en una verdad temporal. No estás solo pero necesitas un algo que a veces no te lo dan, o no sabes donde está.

Por, Juan Pablo Pozo

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