jueves, 13 de enero de 2011

La penumbra de los recuerdos, la añoranza de vivirlos

Recuerdo, el sencillo acto de escuchar esta palabra, produce la inevitable acción de cumplir el significado de dicho término.

Algo que siempre hemos escuchado con bastante frecuencia es que la vida es presente y a corto plazo se mira el futuro, pero inevitablemente podemos olvidar momentos, vivencias, personas, actos... e ineludiblemente somos capaces de no recordar, de viajar al pasado.

Hay recuerdos que son penumbra, oscuridad de la vida, que se encargan de “martirizar” en el subconsciente del ser. Son intachables, marcan la vida y sus pautas, borran el sol y dibujan una tormenta, secan el manantial dulce del que necesitamos beber.

Hay otros recuerdos, que esbozan una sombra, que nuestra mente sin manera de ser controlada intenta eclipsar lo bueno de dichos recuerdos.

Son esos recuerdos, bonitos, especiales, hermosos, esos que siempre van a marcar la vida y que realmente son inolvidables, que no podemos pasar de ellos por más brisa fresca que por nuestra mente corriera.
Recuerdos en los que una sombra fue trazada, una sombra demasiado grande a veces, pero que no hace desaparecer esa magia que fue recorriendo lentamente nuestro cuerpo.

Recuerdos y más recuerdos, añorados cuando no conseguimos que vuelvan a surgir en nuestro vivir, necesarios tantas veces como en su momento fueron vitales para tener un sentido en nuestro existir. Vivencias que pasaron y que necesitamos para ser felices.

Volver atrás en el tiempo como a muchos nos gustaría siempre será algo imposible, y volver atrás para recordar tinieblas dibujadas en el cielo de nuestro corazón y no ser capaces de sacar lo mejor y aprender, sería un error.

Aprender de los malos recuerdos y no permitir que estos tachen a los mejores, a los que añoramos y necesitamos, los que queremos que vuelvan a surgir.
Esos recuerdos que como atrás en el tiempo no podemos viajar, tenemos que ir a buscarlos o en su defecto, retomar casi la totalidad de factores que provocaron tan espléndidos  momentos.

Nunca abandones, la vida es una guerra, hay que ganar la mayoría de las batallas. Ninguna será igual pero tu siempre serás el mismo, y todo lo que afecto a tan hermosas vivencias permanecerán de manera similar. 



Recuerda que siempre habrá momentos en tu vida que serán para recordar. 

Fdo: Juan Pablo Pozo

2 comentarios:

  1. Gran Blog,si señor :)
    una buena introducción.

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  2. estee blog intuyo que tendra exito.Pinta muy bien^^ Que grande eres Juan pablo

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