lunes, 21 de febrero de 2011

Gente buena del costal, maestros que se nos van. En especial en memoria de Juan Manuel Martínez

No puedo dejar pasar en este blog en el que de tantas cosas y  tantos sentimientos hablo, hablar brevemente pero merecidamente, dedicando unas palabras para la gente que se nos va, y yo en concreto, voy a hacerlo de la gente buena y maestra del costal que nos dejan dando su última levantá.

La gente del costal, la gente buena de nuestra ciudad que tiene el sentimiento de meterse bajo las trabajaderas y de alzar al cielo a la Madre Dios que vive en Sevilla merecen mención especial.

Por desgracia, y de manera inevitable muchos se nos van. Y se nos van con ellos los grandes, los que nos marcan personalmente, los que nunca dejaron de estar a tu lado.

Personas que daban y siempre darán su vida por el costal,
Que estuvieron constantemente enseñando, apoyando a gente joven que soñaban desde chico con dar con sus mayores una “levantá”.
Gente buena de verdad, gente que te tendía su mano sin dudar,
Que te enseñaba el valor de la amistad, que te enfajaban en sueños de Hermandad.

Costaleros de Sevilla,como ya dijeron otros,que orgullo debes llevar con tu costal, las zapatillas y tu faja reliá.
Que orgullo sí, y que orgullosos están tantas personas del trabajo de hombres de Fe que duermen para despertar en un ensayo, que sueñan con Semana Santa de recogida bajo un paso de Palio.

Que gente más grande la del costal, que se echan de menos aquellos que se nos van,
Que realizan la Estación de Penitencia a la Gloria de la Catedral.
Aquellos que de la mano del mismo Dios se envuelven de la magia de cada chicotá que sus hermanos dan, y alcanzan a tocar con la misma mano las puertas de la eternidad.

A golpe de martillo la abrirán, allí permanecerán como tantos otros en la mejor Hermandad, ángeles con costales que en nuestros corazones nunca faltarán,
en las trabajaderas el luto se abrazará y María llena de Tristeza su pañuelo a la cara se llevará para secarse las lágrimas del dolor, para aguantar como una Madre y llevarnos al Buen Fin divino y que le demos su valor.

La Madre de Dios es nuestra mejor Enfermera, es la Esperanza de nuestras almas y del sueño del Costal. Es el Sol de nuestras vidas, la Sierra que corta raíces de problemas para nuestra sonrisa demostrar. El pañuelo para nuestras Angustias, el Prado verde con el camino que debemos tomar, nuestra compañera en la Soledad.

Con estos versos no podía hacer más que recordarte para la eternidad, no me salen más palabras, gracias de verdad, has sido para mi un magnífico maestro, un amigo en las trabajaderas con quien siempre podía contar, de quien siempre he aprendido y con quien he vivido mis primeros grandes pasos en este mundo del costal. Para todos un Grande. Juan Manuel Martínez, el hueco que dejas nunca se cubrirá, que descanses en Paz. 

Descansen en Paz todos los hombres del costal en la misma Gloria de nuestra Catedral.

Fdo: Juan Pablo Pozo 

1 comentario:

  1. Que Descanse en Paz el gran Juanma, lo aquí escrito una gran verdad y muy sentimental. Me ha emocionado.

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