Dos palabras que han perdurado en el tiempo, desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento y el Barroco, hasta llegar a día de hoy.
Muy empleada siempre, pero...¿ se puede llevar como estandarte?
Es cierto que mañana no existe, obviamente porque no ha llegado. Tan cierto como que hay que vivir el día como si fuera el último. ¿Pero como sería tu último día si supieras que morirías mañana?
Vivir el momento es lo mejor a corto plazo, no te digo que no, pero en exceso puede ser perjudicial. A lo que quiero llegar es a que tan malo es vivir como si la muerte llegara mañana , a vivir como si la muerte no existiera.
A corto plazo nos satisface charlar con un amigo, jugar a la videoconsola, para almorzar nos gusta una pizza en lugar de un puchero...pero eso ¿aburriría o perdjudicaría todos los días no?
El momento nos hace feliz en el momento pero mañana nos va a amargar. Es difícil encontrar un punto medio porque ni yo se apenas por donde voy, pero una buena conclusión sería quizás pensar en vivir la vida más que el momento.
Ser libres, felices, no permitir que el tiempo pase pero tampoco parar el reloj como si estuviera ocurriendo esa parada en realidad. Deberíamos dejar de pelearnos contra nuestra vida.
El mañana no existe pero no debemos de olvidar que parte de lo que hagamos hoy será lo que nos haga completos en el mañana. Por eso creo que hay que vivir la vida más que el momento.
Una balanza compensada entre la satisfacción a corto plazo y el cumplimiento de objetivos para vivir satisfechos mañana es la línea que debemos de buscar y cumplir.
Deja de pelearte con tu vida, vive los días como si fueran el último de una vida que mañana volverá a nacer para ti y no reniegues un objetivo futuro, eso sí, no te encierres en él.
Por, Juan Pablo Pozo
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